EL LENGUAJE DEL AGUA
Conozco bien el
color previo a la lluvia,
su lenguaje de
signos,
y no está solo en
el tono de gris de las nubes,
ni en cómo al ojo
resalta el verde de las hojas
o las expresiones
apagadas y neutras de las caras.
El espacio que
media entre estos,
el aire perezoso,
casi inerte que
acaricia la piel vista,
la humedad que
repta en los intersticios de la ropa,
la tristeza, la
conciencia de soledad,
la búsqueda de
calor trenzadas,
clavadas al pecho y
al silencio
que transita las
estancias,
de la calle, del
hogar
y de los órganos
que habitan
entre los díscolos
y rebeldes huesos.
No hay susurro ni
murmullo,
ni piar, ni
ladrido,
ni gato suelto que
conquiste tierra alguna.
La vida se aquieta
y los seres se
estremecen.
Eso queda:
La espera de ser
mojados
de sofocar el
stress,
el temblor, la
convulsión
y el escalofrío
anticipados al fenómeno
ordinario y casual
con el que el
universo nos premia.
MARÍA RAMOS GALLARDO. "METALINGÜÍSTICA EN VENA". EDITORIAL LINEAS DIFUSAS. 2016 ©
PRÓLOGO POR LA POETA MALAGUEÑA REMEDIOS ÁLVAREZ