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domingo, 29 de enero de 2017

MAREA ALTA


MAREA ALTA


I
Un océano sintáctico baña este cerebro,
en el que sobreviven arrecifes de lexemas
y algas filamentosas engarzadas de sintagmas.

Hoy tengo marea alta.

Bancos de fonemas se retuercen en las olas.
De los ojos brotan las funciones
despojadas de significados.
Buscan silenciosas un sema,
una acepción, una suerte de paz
y de descanso eterno,
una cópula con el hablar sensato,
que por un momento pare
esta vertiginosa evolución del verbo.
O que tú, amado receptor,
me respondas al unísono,
desnudes la polisemia
hasta hallar el único sentido
en el que entendernos.

No me lluevas en los campos.
Soy el océano.
El viento de levante ahoga los sonidos.
La mar está revuelta
y los abecedarios en guerra.

II
Dejadme entrar en el mar,
sentir la sacudida de una ola
y otra y tres mas.
El frío acuoso en la piel,
el cabello empapado                                     
en la espalda,
la sal en el límite de la respiración,
el ruido oceánico
de los gritos de los peces
y sus corales.

Dejadme en este flotar inerte,
hermanarme con el mar,
como Storni en su deseo,
como el fuel que se escapa
de un carguero ruso,
como un Titanic asolado.

Dejadme la huida,
renuncio,
y expandirme más allá
de la propia vida
donde ésta fue origen
de la humanidad
y su presunta destrucción.

Darwin, ahora que te rezo,
no me falles.


MARÍA RAMOS GALLARDO. "METALINGÜÍSTICA EN VENA". EDITORIAL LINEAS DIFUSAS. 2016 ©


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