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jueves, 19 de mayo de 2016

YO SOY EL MONSTRUO


YO SOY EL MONSTRUO


Nací crédula,
expectante, curiosa y urgente.
Tenía mucho que ofrecer
y aún mas que asimilar.

Solo bastó un grito
para el bosquejo del ogro.

Los silencios, las distancias,
las ausencias
sombrearon lentas su perfil:
la gravedad de la mueca de su boca,
las profundas arrugas de sus ojos,
la desproporción de su tamaño,
la imposición de su presencia…
Creció a mi lado unos años
en la ausencia de luz,
en los mortificados sueños,
en los juegos inocentes.

Luego fue un golpe
y en el llanto penetró
garganta abajo.
Dos golpes, cien
y de perdidas cuentas
dejé de reconocer su sombra.

Pese a todo, fiel amigo.
Me había acostumbrado
a su calor.
Le busqué en los libros,
en las canciones,
en los levantes y en los ponientes,
en el fruto del olivo caído,                                     
en la arcilla terrosa tras la lluvia
hasta abrirme la cabeza en los espejos.
Allí, en un pequeño trozo de vidrio,
le intuí.
Mi voz,
su cavernoso sonido.
Mis ojos,
el terror continuo.
Mi cuerpo,
el andar deforme,
la huella pesada.
Mi sonrisa,
la imbécil curva de serpiente.

¿Lo ves?
Yo, que ya no soy ella.
Yo, el ogro cruel marrón-grisáceo,
que busca grutas a solas
para que nadie conozca
a su niña,
huye de todos,
del daño y el dolor,
con mas miedo que vergüenza.

MARÍA RAMOS. "METALINGÜÍSTICA EN VENA". EDITORIAL LINEAS DIFUSAS. 2016 (C)




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